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Reseña de Operación Esmeralda, de María Correa Luna

Esta nueva entrada me encuentra ávida de palabras que me permitan elaborar con precisión objetiva la reseña de Operación Esmeralda, la segunda parte de la saga de María Correa Luna. Difícil. ¿Cómo ser objetiva cuando algo nos gusta demasiado?



En la segunda parte de esta apasionante saga de amor y misterio, María Correa Luna se adentra en la historia de engaño, intriga y romance que empezó con El último manuscrito. Con el pulso del thriller y el ritmo vertiginoso de la novela romántica, Operación Esmeralda nos sumerge en una aventura a través de Buenos Aires, Londres y Madrid imposible de olvidar.

Luego de resolver los misteriosos asesinatos de su padre y de su antiguo amante, la criminóloga Ana Beltrán parece haber cerrado la etapa más dolorosa de su vida. Pero lo que pareciera ser un futuro prometedor se convierte en la peor pesadilla.

Acechada por La Legión, un grupo que busca los libros rescatados en la quema de la biblioteca de Alejandría, Ana no tiene descanso. Inmersa en un mundo de mentiras y espionaje, se aliará con el agente de Interpol Agustín Riglos para poder encontrar el mayor tesoro de Alejandría: la Tabla Esmeralda.

Cabe aclarar, que esta segunda entrega de la saga ha dejado cerrada la primera parte; es decir, el hecho de no haber leído El último manuscrito no dificulta al lector la comprensión de la trama. Si bien los personajes protagónicos son los mismos, y Operación Esmeralda arrastra una historia de amor inconclusa, la autora no da por sentado el conocimiento previo del lector, lo cual garantiza dos cosas: que esta segunda parte de la saga pueda leerse de manera independiente y que quienes hayan leído la primera parte hace tiempo repasen en la segunda ciertos datos que podamos haber olvidado y que necesitemos refrescar para no perdernos un solo detalle de esta apasionante historia de amor y misterio.


Voy a calificar Operación Esmeralda como un remolino de sucesos concatenados. De principio a fin, esta novela sumerge al lector en la vorágine de su trama. No da respiro. El misterio nos atrapa; los hechos se ven reflejados de párrafo en párrafo, entre diálogos exquisitos; una acción nos ata, inexorablemente, a la siguiente; la tensión no se pierde en ninguno de los escenarios descriptos; y, por si todo esto fuera poco, los sentimientos de cada personaje nos mantienen expectantes, mechados en esa vorágine de deseos frustrados.


Señores, cerrar el libro para dedicarle tiempo a otras actividades, en mi caso, fue un verdadero suplicio. Pensé en la Ana Beltrán, fingiéndome presente en la vida real, cuando en realidad me hallaba elucubrando de qué manera se resolvería el misterio de la Tabla Esmeralda que rodea a la criminóloga forense y su “infartante” compañero de ruta, el agente de Interpol Agustín Riglos.


No quiero ser repetitiva haciendo mención al estilo de María Correa Luna a la hora de escribir, sólo decirles que se ha ganado mi admiración desde la primera línea que leí en El último manuscrito. Operación Esmeralda no hizo más que profundizar el respeto que me genera abordar un trabajo tan impecable como el de esta escritora. Si lo usara, me sacaría el sombrero en honor a su talento y capacidad. Mi consejo: no se la pierdan!


Hasta la próxima.


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